sábado, 3 de abril de 2010

De cronista deportivo a preso politico en Cuba, comentado por el Sr. D. Angel Tomás González

Julio César Gálvez Rodríguez, de cronista deportivo a preso político

sábado 3 de abril de 2010

El habanero Julio César Gálvez Rodríguez, de 65 años, pertenece a la generación de cubanos que se saltó la crisis de la adolescencia. La puesta en marcha de la Revolución a partir del año 1959 le encomendó tareas y responsabilidades de adulto. Trabajo, estudio y fusil fue la consigna paraguas bajo la que muchos cubanos gastaron su juventud.

A inicio de los años 70, Gálvez pasó a las filas del deporte, donde transitó de atleta a profesor de Educación Física, llegando a ocupar responsabilidades en la dirección de esa disciplina. En aquella época la isla entró en la órbita de Moscú y la participación en los «trabajos voluntarios» de la agricultura pasaron a ser asignatura imprescindible para evaluar la actitud revolucionaria de cada persona. Gálvez decidió entonces dar otro rumbo a su vida y empezó a estudiar periodismo. Cuando se graduó le enviaron a trabajar en la emisora de Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), un territorio que sabe a naufragio o a destierro.

Una vez que cumplió el servicio social destinado a graduados universitarios, Gálvez regresó a la capital, donde trabajó en la emisora capitalina COCO, famosa por sus narraciones de los partidos de béisbol.

También empezó a publicar comentarios deportivos en el diario Tribuna de La Habana. Sin embargo, para ser una figura estrella de la narración deportiva cubana no basta el talento. También hay que ejercer una militancia política de revolucionario "come candela" [intolerante, duro] ante quienes expresen dudas o críticas contra el Gobierno. Algo que Gálvez, al parecer, no solía hacer.

El cronista transitó por varias plantillas laborales hasta que fue empleado por la emisora nacional de Radio Progreso. Sin embargo, durante la severa crisis económica de los años 90, Gálvez empezó a desarrollar opiniones críticas sobre el llamado «socialismo real». Eso significó dejar de ser un «soldado de la Revolución», es decir, un buen periodista según el régimen.

Sus dudas ideológicas le impidieron en 2001 permanecer en Radio Progreso. Así Gálvez quedó excluido de trabajar en el sistema de medios informativos dirigidos por el Partido Comunista de Cuba.

Desde entonces pasó a las filas del periodismo independiente y publicó artículos y crónicas en los diarios El Día (Puerto Rico), Clarín (Argentina) y La Nación Cubana (Estados Unidos), además de otros medios. Finalmente fue detenido el 18 de marzo de 2003 y condenado a 15 años que cumple en la prisión capitalina de Combinado del Este, donde -según fuentes familiares- vive en una celda donde le llueve el agua que destila el calabozo que está encima del suyo.

Ángel Tomás González

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